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Armadura del Durmiente – «Por la Belleza del Acto»

Escuchamos y reseñamos el primer trabajo de Armadura del Durmiente

“Por la Belleza del Acto” es un disco de neofolk ibérico de Armadura del Durmiente. Es directo, acústico, con un enfoque artesanal que apuesta por la canción como rito. Se nota que está hecho por gente que respeta lo que hace, que conoce el género.

El álbum lo firma Armadura del Durmiente, con canciones compuestas por Esteban Alcalde, y arreglos a cargo de Miguel Molins, quien también se encarga de la masterización. Las voz femenina corre a cargo de Ruth G. Núñez de Arenas, junto al propio Esteban, dan un carácter casi litúrgico a varias piezas, pero sin caer en el exceso ni en lo teatral. Es un disco sobrio y pagano, que encajaría perfectamente en un festival de folk radical europeo.

Las letras (de las que hablaremos una a una) apuntan al paso del tiempo, la herencia, la identidad cultural y espiritual, la tierra como raíz, y todo ello con un lenguaje cuidado pero claro. El tono general es solemne , como si los temas hablaran de algo muy antiguo, pero que aún nos toca hoy.

La instrumentación es mínima pero efectiva. Guitarras acústicas, percusiones austeras, algunos arreglos vocales que recuerdan al canto llano o al folk más ritualista, y guiños ocasionales al neoclásico o al dark ambient, pero siempre con el foco en la canción como centro narrativo.

Hay referencias claras al neofolk europeo de raíz más tradicionalista pero con un acento claramente ibérico, tanto en timbre como en intención.

Y hay algo más importante: la duración total ronda los 30 minutos, lo cual le da un carácter compacto. No es un disco para dejar de fondo: es para escucharlo con atención, de principio a fin. Dale al Play y escucha mientras lees la reseña 😉

1. Venatore

Duración: 2:52
Sonido: Abre el disco con guitarra acústica y redoble de tambor. El tono es seco, marcial y contenido. La voz de Esteban entra como trovador en guardia: sin florituras, con peso. Folk directo, sin envoltorios.

Letra:
La canción plantea un escenario de vigilia y retorno: el cazador, el guerrero, el que espera «la noche más larga». Hay imágenes de sacrificio (“la sangre del cerdo… enturbia sus aguas”), visiones apocalípticas (“un cometa oscuro yace en la cañada”) y una llamada a lo ancestral, con referencias a lobos, espinos ardientes y guardias nocturnas.

Clave:
Una invocación al caos fértil. El tiempo se rompe, las fuerzas regresan, y el acto —la entrega, la resistencia, el ritual— es lo que da sentido. Es un inicio solemne.

2. Sangre Dorada

Duración: 3:26
Sonido: Mantiene el tono ritualista pero cambia la textura. Sin guitarra, el foco está en un redoble de tambor cinematográfico. La voz femenina aporta un dramatismo consistente al tema.

Letra:
La letra se mueve entre lo simbólico y lo físico, con imágenes de transformación, entrega y renuncia: “olvida mi sangre dorada”, “me prenden y llevarán lejos”. El fuego, el bosque, el templo y el cuerpo femenino configuran una visión casi sacrificial. La repetición de “las fauces nos devoran / las fauces serán devoradas” funciona como contrahechizo, creando un ritmo casi hipnótico.

Clave:
Un canto de ofrenda y fuga, donde la identidad se disuelve (“olvida mi nombre”) y lo salvaje se acepta como destino. La canción tiene un aire de himno pagano al despojo, a lo inevitable, pero con una belleza resignada.

3. Los Años Pasados

Duración: 2:07
Sonido: Vuelve la voz de Esteban, en primer plano. Es una de las piezas más sobrias y directas del disco: breve, contenida y con un aire de elegía prebélica. Puede imaginarse cantada al borde de una batalla o ante una tumba recién cavada.

Letra:
Un texto que funciona como canto de despedida, con imágenes que mezclan temas oníricos (“en el sueño nos lo ha arrebatado”), ritual (“las banderas por ti se han quemado”) o emocionales (“el amor añoró / al dolor conquistó”). Se intuye una muerte, o una partida. Hay honor, pérdida y sentido del deber cumplido.

Clave:
Corte breve pero profundo, que condensa el espíritu del álbum: la lucha, la pérdida, la trascendencia. Una suerte de epitafio cantado desde el frente.

4. Elegeion

Duración: 4:09
Sonido: Vuelve el tono marcial, pero con más lirismo. Ruth toma la voz principal, y le da un carácter más ceremonial, casi como un himno bélico pero cantado desde un lugar íntimo. La instrumentación se mantiene austera, con percusión sorda y acordes prolongados. El outro repetido a dos voces“¿Qué fue del espacio? / ¿Qué fue de los sueños?”— le da un cierre emocional poderoso.

Letra:
Este es, quizás, uno de los textos más densos del álbum. Ecos míticos (“el año de tres inviernos”), referencias a alianzas rotas, símbolos de decadencia y lucha (“la flor de los muertos, orlada de carne”), y una fuerte carga de resistencia frente al colapso. Hay crítica sutil (“Si quieres esclavos, no serán tus dueños”), visión política implícita y una especie de testamento: todo será devorado, incluso lo nuestro.

Clave:
Una de las piezas más complejas y memorables del disco. Central para entender el espíritu general.

Armadura Del Durmiente
Vinilo editado por MOTS Music

5. Lumbrada

Duración: 3:58
Sonido: Totalmente inesperada. Rompe la línea marcial del álbum y se acerca a un pop vocal de los 70, con una construcción que recuerda a Mocedades o incluso a The Mamas and the Papas, por ese juego entre Esteban y una voz femenina que duplica las frases como un eco emocional. La cadencia es más suave, melódica aunque la letra mantenga la profundidad.

Letra:
Una evocación de luces perdidas, quizás reales, quizás simbólicas. Hay nostalgia, pero no por una infancia o una persona, sino por algo más abstracto: una guía que ya no está. Las luces que “devoraban”, “fulguraban”, “celebraban” son representaciones de algo superior: sabiduría, civilización, ¿quizás destino?.

Clave:
Un tema melancólico y universal, donde el neofolk cede momentáneamente al pop mítico. Funciona como descanso emocional, pero también como punto alto lírico.

6. Torrentera

Duración: 2:37
Sonido: Otro guiño a los años 70, esta vez más cerca del folk barroco que del pop coral. El inicio recuerda claramente a “Nights in White Satin” por su tempo lento y su arpegio nostálgico. La voz femenina se impone con dulzura sombría, muy al estilo cantautor.

Letra:
Una reflexión corta pero densa sobre la muerte como corriente inevitable, donde la torrentera —ese cauce violento de agua que baja de golpe tras la lluvia— se convierte en metáfora de lo irreversible. La muerte es presentada sin dramatismo, como “hermana y compañera”.

Clave:
Una canción breve, lírica y fatalista, que sigue explorando la resignación ante lo inevitable. Muy en sintonía con el tono del disco, pero con una forma más íntima y despojada, que añade matices emocionales sin romper la coherencia general.

7. Non Cultro

Duración: 1:50
Sonido: Tema narrativo, sin desarrollo melódico, donde Esteban recita en tono mecánico y controlado. Es más un discurso que una canción. Minimalista, casi sin música, con algún acompañamiento apenas sugerido al fondo. Tiene algo de spoken word postindustrial.

Letra:
Un texto cargado de lenguaje tecnocrático, militar y totalitario. Habla de dominio, abolición, pureza, obediencia. Se presenta un sujeto colectivo (“somos la máquina”) que ejecuta un acto de control absoluto sobre el cuerpo, la mente y la realidad misma. Repite: “Dominamos la forma, en lo Inmenso y el Cero”, lo cual le da un aire de credo fanático o doctrina final.

Clave:
Funciona como interludio ideológico. Frío, violento y abstracto. Es la voz del opresor que se cree iluminado. Breve, inquietante, eficaz.

8. Männerbund

Duración: 3:12
Sonido: Arranque totalmente Joy Division: bajo marcado, tono sombrío, cadencia contenida. Se nota una fusión perfecta entre post-punk y neofolk marcial.

Letra:
Texto de alto contenido simbólico, con imágenes de pueblo, sacrificio, destino, linaje. El título ya lo dice todo: Männerbund, el “vínculo de hombres”, antiguo concepto germánico que aquí se resignifica en clave mística. La letra mezcla visión colectiva y confesión íntima, con frases que pueden interpretarse como mito fundacional, canto de resistencia o elegía del mundo viejo. Frases como “Somos la herida del tiempo / ardiente de esperma, sangre y sudor” dejan claro que esto: es carne, historia y combate.

Clave:
Una de las canciones más ambiciosas y densas del disco, que une post-punk existencial con neofolk. Un momento alto, tanto por su fuerza musical como por la riqueza del texto.

9. Pleno Día

Duración: 3:53
Sonido: Una de las piezas más espirituales del álbum. Se apoya en una voz femenina con timbre cálido y doloroso, sobre un fondo de campanas tenues y un toque que nos recuerda una especie de canto gregoriano. Es un tema de lenta expansión, con repeticiones hipnóticas que le dan un carácter meditativo y funerario.

Letra:
Versos cargados de memoria, duelo y ciclos naturales: “Flor de luna que en la noche no duerme”, “que pronto en la vida ya es muy tarde”. El texto alterna imágenes de un pasado mítico (“fuimos dueños de un bosque profundo”) con reflexiones existenciales, y finalmente un deseo de retorno. El estribillo “harán de esta noche pleno día” sintetiza esperanza y resignación, como si la única redención fuera la aceptación del final.

Clave:
Es el funeral del acto, la aceptación de que todo florece, muere y regresa. Otro punto alto, con fuerza sin necesidad de fuerza.

10. In Finem

Duración: 1:38
Sonido: Esteban canta solo, con tono solemne y resignado. Suena a despedida formal…

Letra:
Versos que repiten un mismo mensaje: “Ya llegó el fin”. El texto no se enfoca en el duelo, sino en la aceptación activa del final: del día, del dolor, de la vida. No hay desesperación, sino calma bélica: “lucharemos con bravura y con honor”. El último verso cierra el ciclo: “lo que fue nuestro y perdimos / nos aguarda bajo el sol”, frase que reafirma la idea del retorno, de lo que renace o se recupera tras la pérdida.

Clave:
“In Finem” es epílogo y epitafio, una última afirmación antes del silencio. No explica, no consuela, solo cierra. Un broche perfecto para un disco que se sostiene por su coherencia por parte de Armadura del Durmiente.

🌒 Conclusión: “Por la Belleza del Acto” – Armadura del Durmiente

“Por la Belleza del Acto” no es un álbum que busque complacer ni entretener: es una obra coherente, austera y profundamente ceremonial. Cada pista es una pieza autónoma dentro de un rito mayor, que va desde la proclamación bélica hasta la contemplación silenciosa, pasando por la nostalgia, el simbolismo ancestral y el discurso totalitario.

La gran virtud del disco es su capacidad para integrar registros muy distintos. La alternancia de voces (Esteban, Ruth) aporta riqueza expresiva.

En sus apenas 30 minutos, consigue construir un mundo entero, con sus ciclos, símbolos y pérdidas. Cada canción suma a esa visión sin desentonar, y la experiencia completa exige atención y entrega.

Y lo más importante: la edición en vinilo que ha caído en nuestras manos, lanzada por el sello MOTS MUSIC (Berlín), hace justicia al espíritu físico y ritual del álbum. Con un arte sobrio y cuidado, obra de Léon Volta, y un diseño compartido entre Miguel Molins y Esteban Alcalde, el formato se siente como una pieza de colección.

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