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Adiós, Discos Revolver

Discos Revolver: Cuando cerrar una tienda es también cerrar un pedazo de ti

Vivimos tiempos cómodos. De sofá, clic y entrega en 24 horas. De algoritmos que te recomiendan lo que se supone que te gusta y de auriculares que te aíslan de todo, incluso de ti mismo. Pero hubo una época —no tan lejana— en la que el ritual de descubrir música empezaba con polvo en los dedos, con portadas dobladas, con etiquetas escritas a mano y dependientes que sabían más que Discogs. Una época donde cada sábado era una expedición. Y en el corazón de todo eso, estaba Discos Revolver.

Sí, han anunciado su cierre este mes. Desde 1991 aguantando el tirón, viendo pasar generaciones, modas, y hasta megatiendas como Virgin Megastore o el FNAC, pero ellos siempre ahí, fieles. Y ahora que se van, no se va solo una tienda. Se va un refugio, un punto de encuentro, una extensión de nuestras habitaciones adolescentes.

Yo empecé a ir en época de instituto. Aquellas campanas gloriosas con mi amigo Gerard para irnos a la calle Tallers a buscar bootlegs imposibles de The Police y Dire Straits. Tallers era el templo. Un recorrido sagrado entre tiendas míticas: Music World, con aquella extraña pareja que parecía sacada de una sitcom de peleas diarias; Discos Castelló, que tenía más de una sucursal; Tesla, Edison’s… Y por supuesto, Discos Revolver.

Salías de ahí cargado de cassettes, de promos imposibles, de vinilos con olor a historia. Recuerdo el día que HIM vino a firmar. Yo, emocionado, llevé media discografía, y la chica de la tienda me decía “solo uno, solo uno”… hasta que Ville Valo, entre risas, dijo “deja, deja…”. Mágico.

HIM - Discos Revolver

Y luego estaba Jaume, ese pequeño gran hombre al final de la tienda, en la zona más oscura (musicalmente hablando), que se convirtió en un confesor sonoro para muchos. Si entraba algo nuevo de Depeche Mode, me caía mensaje. Y allá iba yo, sin pensar. El día que se jubiló, ya se notaba que algo cambiaba. Y aunque con el tiempo mis visitas fueron menos frecuentes —espacio, rutina, lo de siempre—, la última vez que fui, con mi mujer, noté el vacío. Les pregunté “¿Cerráis?” y me dijeron que sí. Que lo anunciarían pronto. Y me quedé en silencio. Como si se me deshiciera un rincón del alma.

Empecé a contarle a Josi mis batallitas de abuelo cebolleta: “Mira, aquí compré el concierto de Depeche en Barcelona 98, 5000 pesetas”, “aquí pillé el directo de The Sisters”, “aquí encontré un CD que llevaba años buscando…”. Y me sentí feliz. Porque recordar también es vivir. Y al final, cada disco que tienes en casa cuenta una historia. Tu historia. Por eso esto no va solo de nostalgia: va de agradecimiento.

La última compra en Discos  Revólver
La última compra en Discos Revólver

Gracias, Discos Revolver, por todos estos años. Por los descubrimientos, por los mensajes de Jaume, por las firmas, por el olor a cartón viejo y a novedades recién llegadas. Por ser más que una tienda. Por ser parte de lo que somos.

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